SOMOS VIEJOS PERO NO … “eso”


La Ley de Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados sancionada el 29 de junio de 2016 por el Congreso de la Nación, reconoce el derecho de los jubilados y pensionados que se encuentran en proceso judicial contra la ANSES, a actualizar sus haberes en función de fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de las Cámaras de la Seguridad Social y de las Cámaras Federales. A los que no iniciaron juicio, se les propondrá un ajuste de la jubilación.
En primer lugar cabe decir que la ley no fue espontánea por una actitud sensible a favor de los viejos, como reza el primer párrafo, y además, las leyes que se vienen demuestran que no se compadecen con ningún tipo de “reparación”. Todo lo contrario, porque es una mentira más.
El proyecto actual tendería a privatizar los dineros de los aportes, para ponerlos en las mesas de dinero corruptas. Se pretende aumentar la edad de los jubilados para que no aumente la cantidad por unos años, con el argumento de que los aportes no alcanzan para pagar los emolumentos. Además, se disminuirán los montos por una jugada burda, que cuenta con la “pasividad” de los activos, cuando se trata de lucha a favor de los pasivos (valga la paradoja). Conviene más pagar a los jubilados futuros una jubilación menor, que aumentar los aportes jubilatorios que resistirían, por ignorancia, los que laboran. Ahora, con el mismo aporte no disminuirá el sueldo, pero cuando sean viejos ganarán mucho menos, por obra y gracia de la reparación histórica.
En tanto, en un hecho inédito en la historia argentina, mientras los activos permanecen impávidos, cuando tendrían que luchar por los jubilados, éstos con la inteligencia y el conocimiento de los años, los defienden saliendo a la calle en la protesta, para que cuando cumplan la edad puedan jubilarse de acuerdo a lo que aportaron.
Córdoba sí hizo una reparación histórica extraordinaria, al estilo de lo que no debe ser. Esta reparación consiste en calcular el primer sueldo de los jubilados en base al promedio de los últimos cuatro años, para beneficiar a los privilegiados del poder. (Cristina proponía los últimos diez años, para no beneficiarlos) Por ejemplo: usted trabajó por el salario mínimo vital y móvil hasta cuatro años antes de jubilarse. Allí fue designado legislador, entonces su primer sueldo jubilatorio será un promedio de esos últimos cuatro años de aporte. No importa entonces que durante toda su vida de trabajador haya aportado mucho menos. Ahora nos preguntamos, ante este sistema privilegiado, ¿A quién se perjudica? Y la respuesta lamentable no puede ser otra que: “A los más pobres”.
Los activos no han advertido que la mejor defensa es la protesta de ellos. Tampoco tienen en cuenta que el transcurso del tiempo es inexorable, y que algún día van a ser, si o si,jubilados… si están vivos.
JORGE SAPPIA OBREGON
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