LACUNZA


Para entenderlo al Ministro de Finanzas Lacunza, no hace falta leerlo, ni releerlo ni contraleerlo…Porque es la nada de la nada.
Le dijo al mercenario Lanata que las últimas medidas tomadas no son medidas para un país normal, y lo que no se sabe es a qué medidas se refería… será al piné del gordo. (Piné es una medida que utilizaban los militares para saber si los ingresantes al servicio militar estaban a la altura de los requerimientos del ejército). En 1901 Maurice–Charles–Joseph Pignet, un doctor de la armada Francesa, sugirió una forma de medir la capacidad del soldado en cuestión, con el promedio de medidas: peso, altura y el diámetro del pecho. Si daba era soldado y si no, no.
Dijo Lacunza: el desafío es llegar al 10 de diciembre, parafraseando otra célebre frase del pasado: “Hay que pasar el invierno”. Todo hace referencia a graves especulaciones para ganar elecciones perdidas, dejando de lado la idea de que piensan en algo que mejore las cosas. Lacunza no es del grupo selecto que digitó Macri al comienzo de su gobierno: es peor.
En otro momento de “lucidez” Lacunza dijo, en un raptus de adivinador, que descartaba una corrida del dólar, aunque todos saben cómo especula el gobierno con los valores de la moneda yanqui para llenarse los bolsillos. Porque si en un par de horas lo llevan a sesenta y dos pesos, y luego lo bajan a cincuenta y ocho, que no digan que no fue provocado para favorecer a los que invierten cuando de adentro les anticipan lo que va a ocurrir con el manejo de las cotizaciones oficiales.
También dijo Lacunza que la utilización de las reservas tiene preferencias, entre las que destaca, mantener bajo el dólar. Pero la verdad es que las reservas del Banco Central, ahora engordadas con lo que entra por usura del FMI, son para inundar las calles con dólar prestado y usarlo para que no suba.
Dijo que las reservas tienen los siguientes fines: demandas potenciales como el tipo de cambio, cuidar el capital de los depositantes y pago de las deudas. Que primero están los ciudadanos de a pie, (que no se sabe qué significa), y que el dólar no suba. Y por más que Lacunza insista con este verso, lo cierto es que las reservas, que son prestadas, disminuyen en el Banco. Y así puede que no haya devolución a ahorristas. Eso justifica que anteayer el Banco Central solicitó depósitos que hay en EEUU, de veinte mil millones de dólares, por si continúan las extracciones de dólares de los que temen por sus ahorros.
Lacunza tiene un objetivo único: tener dólares para que no suba antes de las elecciones, y asusta cuando dice que no habrá corralito, porque nadie le cree y menos cuando asegura que hay recursos. Y de recursos para que el país produzca nada informa, mientras las mesas de dinero funcionan a pleno para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.
Reconoce, sin sonrojo, que antes de tomar cualquier medida económica consultan con el FMI que esta semana respaldó al gobierno. Es decir que consultamos a los usureros, cómo, cuándo, cuanto y como tenemos que gastar la plata prestada, y así ellos se fuman sin filtro a la Argentina en una demostración de ambición, irresponsabilidad, incapacidad y deshonestidad, que es mucho más que traición a la patria.
Para colmo de males, ahora Mauricio “come” basura ajena que cambia por dólares prestados a módicos intereses impagables.JORGE SAPPIA OBREGON.
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