Allá por marzo en la nota Emboscada I hablábamos de cómo sería posible salir de la emboscada lo más enteros posibles. Pasaron los meses y compartimos la Emboscada II, que nos situaba en las puertas de la misma.

​A esta altura con 6 largos meses de sacrificio, la economía seriamente golpeada, el sistema sanitario al borde del colapso, los contagios probablemente cerca del pico y los ánimos caldeados que denotan que el camino hasta la Emboscada dejó daños psicológicos y rompió las pocas ilusiones que aún conservaba nuestra sociedad, la batalla está comprometida.

​Por momentos da la sensación que la sociedad que ya estaba fracturada por la famosa grieta ya no esta partida en dos sino que ahora se volvió a fracturar; porque ahora también están los deprimidos que no encuentran salida y los enojados que no quieren darse por vencidos pero no admiten más errores.

​Todo indica que lo peor todavía no lo hemos visto, en este combate necesitamos que el General nos marque el camino certero, sin tener más bajas porque ya estamos muy diezmados, ese líder que elegimos para la batalla es nuestro Presidente y ya no podrá equivocarse porque el País se está quedando sin soldados y así es imposible ganar una Guerra.