En Argentina se produce una situación particular en nombre de la libertad individual. Se ignora que la libertad absoluta, transforma al Estado, en anarquía.

Hay un alto porcentaje de personas que aun frente a la evidencia de una pandemia feroz actúa con indiferencia, con una actitud supuestamente inteligente, que produce el avance imparable del Covid19 frente a un Gobierno que no sabe aplicar las normas para salvaguardar la salud y la vida de los que hemos entendido qué es el Covid19, y sus efectos nefastos.

Hay dos aspectos que “justifican” esta aberración dentro de los cuales dejamos de lado, por un momento, la ignorancia popular: Especulación política e Intereses económicos. (Y atrás de esto, paradójicamente, subyace la verdadera ignorancia de los valores que hay que defender, antes que cualquier otro interés)

Por eso se permiten los espectáculos, las reuniones indiscriminadas, al art. 205 del Código Penal se lo interpreta como una contravención y se omite legislar en consecuencia para que las conductas sean consideradas  delitos.  

El Estado debe regular  comportamientos que importan un riesgo, pero ni la Nación ni las Provincias, se animan a enfrentar a la prensa que viraliza los mensajes que pagan los intereses espurios.

Si se exige la vacuna pro vida y la situación mejora favor del hombre, los políticos “expertos”, a través de la prensa dicen que se afecta la economía… En cambio  si el contagio aumenta, critican la lucha contra la pandemia por ineficaz.

Los gobiernos carecen de la entereza y la valentía para enfrentar las  especulaciones deshonestas, y corren al son de los resultados. Si hay muchos enfermos, cierran las puertas a la joda, y si disminuyen los contagios, se abre el libertinaje, creando un círculo vicioso asqueroso. 

El poder  conoce que el que no se vacuna en una epidemia es un transgresor en perjuicio de los demás, y sin embargo no acciona. Dirán que no se puede obligar constitucionalmente a dejarse pinchar con una aguja. Entonces, como no están formados para vivir en sociedad, esta sociedad no debe permitir que el que no se vacuna acceda a los beneficios que otorga el Estado.

Si Ud. no tiene “carnet de hombre en sociedad”, no debe tener cabida en esta sociedad.

No se debe gobernar con espíritu electoralista, aunque se pierdan votos, hay que ser honesto a ultranza, en  defensa del hombre.

JORGE SAPPIA OBREGON